No debemos darnos por vencidos ante las adversidades de la vida, sino descubrir todas las oportunidades y potencialidades que como seres humanos podemos hallar desde nuestro corazón, nuestro espíritu y nuestra razón.Por eso debemos enriquecernos con la sabiduría de Nuestro Creador, las experiencias y las reflexiones de nuestros semejantes y las de nosotros mismos.